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El chantaje del jefe
por Raye Morgan

Capítulo 1

Chynna Braden se detuvo un momento, aguzando el oído, con el corazón latiendo a toda velocidad. żHabía oído la campanita de uno de los ascensores? Esperó en la oscura habitación, pero no oía nada. Estaba sola en un despacho de Kane Haley, S.A. y, definitivamente, no eran horas de trabajo. El edificio estaba desierto.
Nerviosa, guińó los ojos para intentar ver algo en la oscuridad. żAquello sería considerado allanamiento? Bueno, desde luego había entrado allí por la noche y sin permiso. Estaba en el despacho del guapo director jurídico de Kane Haley, S.A., Trent Payton, cuando ni siquiera debería estar en aquella planta. 
-Ay, Melinda -murmuró, entre desesperada y burlona. Su incorregible hermana siempre lograba ponerla en absurdas situaciones como aquella. Lo hacía siempre. Melinda se metía en algún lío y ella tenía que solucionarlo.
"Busca una carpeta verde con un clip de plástico encima”, le había dicho su hermana, restregándose ansiosamente las manos. “Si consigues traerme esa carpeta me habrás salvado la vida”.
-Pero corro el riesgo de perder la mía -murmuró Chynna, después de golpearse una rodilla contra el pico de una mesa. Suspirando, encendió la linterna que llevaba en el bolso y dirigió el haz de luz hacia las paredes, buscando los archivos. Enseguida vio una foto de Trent Payton. Estaba con Kane Haley, el propietario y presidente de la firma de inversiones, y se detuvo un momento para estudiarla.
Habían sido compańeros de universidad, por lo que había oído, y parecían unidos por estrechos lazos de afecto. Los dos eran altos, morenos y guapos, pero algo en Trent la atraía de una forma inexplicable. Algo en sus ojos,  en su sonrisa… algo en su cara le decía que aquel hombre no confiaba en que la vida fuese justa y no entregaba su corazón fácilmente.
Pero era una tontería pensar esas cosas. Había visto a Trent de lejos, pero no lo conocía en absoluto. Y por lo que le había contado su hermana, que había trabajado unos meses con él como auxiliar administrativa, era un engreído y un arrogante. Aun así, había algo en sus ojos…
Un sonido metálico la hizo dar un salto, pero sólo era el aire acondicionado conectándose automáticamente, de modo que intentó calmarse. Tenía que encontrar la carpeta y marcharse de allí lo antes posible.
Rápidamente se dirigió hacia los archivos, esperando que los cajones no estuvieran cerrados. El primero se abrió sin problemas, pero entre las ordenadas carpetas no había ninguna de color verde. Chynna miró en el segundo cajón, luego en el tercero y, finalmente, la encontró. Allí estaba, en el fondo, detrás de las demás.
Alargó la mano para tomar la carpeta y sus dedos rozaron el clip de plástico durante una fracción de segundo… pero entonces una mano grande y oscura agarró la suya. La linterna salió despedida por el aire y Chynna dejó escapar un grito.
-żEstás buscando algo, Melinda?
La luz se encendió entonces y la habitación pareció dar vueltas. Chynna levantó la mirada y se encontró con un impecable traje italiano, una inmaculada camisa blanca, unos hombros increíblemente anchos, una piel bronceada… y, por fin, con los ojos azules de Trent Payton.
ˇPero sus ojos no le parecían tan atractivos en aquel momento!

Capítulo 2

La preciosa intrusa tenía unos increíbles ojos verdes y Trent vio cómo la expresión de sorpresa desaparecía enseguida, reemplazada por un brillo de inteligencia.
-żMelinda? -repitió, inocentemente-. Lo siento, no soy Melinda. Está usted en el despacho equivocado.
Y luego se dio la vuelta para irse, con la cabeza bien alta. 
La furia que había sentido al verla allí desapareció entonces. Incluso sintió cierta admiración por su desfachatez. Aunque no pensaba dejar que se saliera con la suya. Cuando pasó a su lado dejó tras ella un delicado aroma floral, pero Trent la tomó del brazo antes de que pudiera salir del despacho.
-Buen intento -le dijo, hablando en voz baja-. Pero no es suficiente.
Se parecía mucho a Melinda Braden, la auxiliar administrativa que había estado trabajando con él durante un par de meses.  Pero mientras la belleza de Melinda había sido todo exterior y sin sustancia, aquella chica tenía un encanto más suave, más discreto. Aun así, se parecían muchísimo. Y no tenía la menor duda de que estaba buscando la carpeta de Melinda. Seguramente sería una estafadora como ella.
-żQuién eres? -le preguntó.
Ella vaciló, mirando hacia la puerta, como buscando una vía de escape.
-No estoy acostumbrada a decirle mi nombre a extrańos y… -empezó a decir. Pero Trent la interrumpió soltando una palabrota.
-Acabo de pillarte robando en mi despacho.
-No estaba robando -replicó ella, indignada-. Y ahora, por favor, suélteme. 
-No tan rápido -murmuró Trent, observando la elegante curva de su cuello.
La chica intentaba esconder su angustia tras una fachada de calma. Su melena rubia se rebelaba contra el mońo con el que intentaba controlarla y varios rizos habían escapado, enmarcando su bonito rostro. 
A pesar de todo, le gustaba mucho su cara. Por un momento, casi le pareció que una parte de él anhelaba algo que veía en aquella chica. Pero eso era una tontería y Trent decidió no hacerle caso. Los sentimientos de ese tipo no cuadraban con su cínica visión de la vida. Ese tipo de “anhelo” era para los tontos.
Aun así, aquella chica era más su tipo que las mujeres a las que iba a ver aquella noche en el cóctel que había organizado su madre. Margaret Payton quería que su hijo se casara y no pensaba reparar en gastos. Llevaba ańos obligándolo a tratar con una lista interminable de mujeres solteras, pero nada atractivas para él, y exigiendo que eligiera una con la que pasar el resto de su vida. Si alguna de aquellas mujeres se pareciera a esa chica…
-Me temo que voy a tener que pedirte que esperes aquí mientras llamo a Seguridad -Trent alargó la mano para tomar el teléfono-. Seguro que querrán notificarle a la policía que hay una intrusa en el edificio.
Ella contuvo el aliento, imaginando que perdía su trabajo, que acababa en comisaría…
-No, por favor. No lo haga.
Él la miró con frialdad.
-Dame una razón para no hacerlo.
La chica vaciló y Trent se encogió de hombros mientras marcaba un número. La piedad no era una de sus virtudes, por mucho que sus suaves curvas y su bonito rostro lo atrajesen.

Capítulo 3

Chynna agarró la mano de Trent para evitar que terminase de marcar el número.
-No soy una intrusa -le dijo-. Yo… trabajo aquí.
Él levantó una ceja, escéptico. Se habría fijado en una cara como esa.
-Identifícate.
Respirando profundamente, Chynna lo miró a los ojos.
-Me llamo Chynna Braden. Soy diseńadora y estoy decorando la nueva guardería del edificio. Empecé esta misma semana.
-Ah, ya -Trent volvió a colgar el teléfono, mirándola a los ojos-. Pero estás emparentada con Melinda, żverdad?
Ella asintió con la cabeza, con expresión resignada.
-Sé que trabajó para usted…
-Sí, durante un tiempo -la sonrisa de Trent Payton no parecía muy cálida y en sus ojos vio la misma expresión cínica que había visto en la fotografía-. Supongo que pasabas por aquí, żno? Estabas echando un vistazo al despacho en al que solía trabajar su hermana.
Ella lo miró con cierta esperanza, pero inmediatamente vio que se estaba riendo de ella.
-Ya le he dicho mi nombre y puede ver que no soy una amenaza para usted. żPor qué no me suelta?
Los dedos que la sujetaba se movieron, pero fue más una caricia que un castigo. Chynna sintió un escalofrío en la espalda. De repente, su sonrisa le parecía peligrosa… pero en otro sentido.
-Estamos completamente solos, żsabes? -dijo Trent en voz baja-. El equipo de limpieza no ha llegado todavía. Salvo los de Seguridad del segundo piso, sólo estamos tú y yo.
-Y eso es precisamente lo que me preocupa -replicó ella, arrugando el ceńo-. Tiene usted muy mala fama, no sé si lo sabe. 
Trent soltó una carcajada.
-żYo tengo mala fama? Es a ti a a quien he pillado mirando en mis archivos -replicó, con una sonrisa en los labios-. żEstás intentando decir que somos un par de réprobos? żDos buenos pájaros?
Chynna no estaba intentando decir nada en absoluto. En realidad, estaba muy ocupada intentando recuperarse del efecto que esa sonrisa ejercía en su sistema nervioso. Aquel hombre era demasiado sexy. Podía entender por qué su hermana había sentido la tentación de mantener una aventura con él. Pero ese hecho hacía imperativo que a ella no le pasara lo mismo.
-Bueno, no te preocupes, mi pequeńa ladrona -dijo él entonces-. No estoy intentando seducirte. Sólo estoy considerando un pequeńo chantaje. 
Eso la asustó.
-żUn chantaje?
-Eso es -Trent tomó su mano-. Así es como funciona. Haz lo que yo te pido… o irás a la cárcel.
Chynna hizo una mueca.
-Nadie va a meterme en la cárcel por entrar en su despacho -replicó, intentando soltar su mano y sin conseguirlo.
-żTú crees? żAunque las autoridades locales me deban un favor?
Chynna dejó caer los hombros. Sabía muy bien que Trent Payton pertenecía a una familia rica e influyente y no tenía la menor duda de que hablaba en serio. Si quería que la metiesen en la cárcel, aunque fuera sólo durante unas horas, lo conseguiría sin el menor esfuerzo.
-żQue quiere que haga? -le preguntó, fulminándolo con la mirada.
-Nada ilegal -contestó él-. Sólo necesito que vengas conmigo a una fiesta.
Ella lo miró a los ojos. Tenía que ser una trampa.
-żSólo eso?
Trent sonrió de nuevo.
-No. Hay algo más -murmuró, llevándose sus dedos a los labios-. Tienes que fingir que estás enamorada de mí -ańadió, besándolos.

Capítulo 4

-Está usted loco -replicó Chynna, sin aliento. Aun podía sentir un cosquilleo en los dedos y eso la irritaba profundamente-. No puedo… hacer eso.
-Entonces irás a la cárcel.
Trent por fin la soltó y ella dio un paso atrás.
-żPor qué? -preguntó sencillamente-. żPor qué quiere que haga eso?
-Porque estoy a punto de entrar en la guarida del león -contestó él-. Y se me ha ocurrido que puedo usarte como escudo.
Chynna negó con la cabeza.
-Me temo que no soy muy buena resolviendo acertijos. żPor qué no me lo explica claramente? 
-Lo averiguarás muy pronto. Pero lo primero es lo primero -dijo él entonces, mirándola de arriba abajo-. Tienes que cambiarte.
-Lo siento -replicó Chynna-. Me gusta ser como soy.
-Me refiero a la ropa -explicó Trent pacientemente-. La fiesta es en el Cascade y la falda y el jersey que llevas no son muy elegantes -ańadió, abriendo un armario del que sacó un vestido-. żQué te parece esto? Seguro que te queda bien.
Ella dejó escapar un gemido involuntario. Era una prenda de seda color turquesa, tan suave como si fuera una nube, flotando sobre una túnica de color azul pavo con un corpińo bordado en lentejuelas. Involuntariamente, Chynna alargó una mano para tocarlo.
-Qué maravilla… -murmuró.
-Póntelo.
Chynna levantó la barbilla orgullosamente mientras daba un paso atrás.
-Aún no he dicho que vaya a hacerlo -le recordó. 
Trent dejó escapar un suspiro.
-Estarías guapísima con este vestido y lo sabes. Desde luego, te quedaría mejor que un traje de presidiaria. Vamos, Chynna. Sé mí amor por esta noche.
Ella lo fulminó con la mirada, pero luego se mordió los labios, pensativa.
-Vamos a hacer un trato. Lo haré si me promete… -pero no terminó la frase. żDebía admitir que había estado buscando esa carpeta? Aunque probablemente él ya lo habría adivinado-. Si promete devolverme las cartas de Melinda.
De repente, los ojos azules de Trent Payton se volvieron fríos y sin expresión.
-żTe refieres al contenido de la carpeta que estabas buscando?
Ella asintió con la cabeza y Trent la miró con cara de sorpresa.
-En esa carpeta sólo hay una carta -le dijo-. Y no quiero que la veas. Aunque entiendo que Melinda quiera quitármela de las manos -estaba sonriendo, pero sus ojos eran como el hielo-. żQué pasa? żTu hermana no confía en mí?
Chynna se puso colorada.
-Le gustaría recuperar esa carta. Si fuera usted un caballero…
-Pero no lo soy, así que dejemos el tema -Trent negó con la cabeza-. Lo siento, Chynna. Esa carpeta debe permanecer en mi oficina. Y tenemos que irnos a la fiesta.
-Pero…
-Vístete -insistió él, rozando su mejilla con un dedo-. Llegamos tarde y tengo intención de hacer una entrada memorable. Ah, y tutéame, por favor.
Pero le gustaría saber… żqué creía Chynna que decía aquella carta y por qué quería Melinda recuperarla tan desesperadamente?

Capítulo 5

El Cascade era un elegantísimo club privado y Chynna se alegraba mucho de llevar puesto el vestido azul, aunque imaginaba que debía pertenecer a una de las muchas amantes de Trent. Y él estaba en lo cierto, le quedaba como un guante. Cuando, al salir el lavabo de seńoras con el vestido puesto, vio su expresión sintió la misma emoción que solía sentir de nińa en el parque de atracciones cuando subía a la montańa rusa.
Claro que también él estaba guapísimo. Chynna tuvo que sonreír. Menuda hipócrita era. Después de todo, si Trent Payton fuese un monstruo probablemente le habría dicho que llamase a la policía. Pero era muy atractivo. Y allí estaba ella, preguntándose cómo una pequeńa expedición para recuperar una imprudente carta de amor de su hermana había terminado así. 
En la entrada del salón se detuvieron un momento. Trent le había explicado que su madre había organizado aquella fiesta para él y Chynna estaba un poquito nerviosa. La seńora Payton era famosa en Chicago por su filantropía y por su naturaleza exigente.
Una pequeńa orquesta estaba tocando un vals de Strauss y la música se mezclaba con el murmullo de conversaciones y el tintineo de carísimas copas de cristal francés. Chynna sacudió la cabeza. La fiesta incluso sonaba elegante
-żEstás lista? -le preguntó Trent, tomándola del brazo.
Ella miró los ojos azules y arrugó la nariz.
-No lo sé -contestó, traviesa-. Fingir que soy tu amante no va a ser fácil.
Trent rió suavemente y Chynna sintió que un extrańo calorcito se extendía por todo su cuerpo.
Trent Payton se reía mucho y había descubierto que eso le gustaba. Su humor había mejorado mucho desde que se puso el vestido.
Hacía mucho tiempo que un hombre no la miraba así. Mucho tiempo desde que ella había intentado provocar esa reacción en un hombre. Su último romance la había dejado tan destrozada que decidió que las relaciones sentimentales no merecían la pena y se vestía de acuerdo con esa idea. Pero Trent le estaba recordando lo agradable que era ser admirada por un hombre atractivo… lo delicioso que podía ser.
-Si lo intentamos de verdad -estaba diciendo él, inclinándose hasta que su aliento rozaba la cara de Chynna- puede que lo hagamos bien. Pero tendremos que practicar.
Chynna se percató de la sensual promesa que había en su voz y sonrió, aunque una vocecita interior la regańaba: ˇNo deberías estar coqueteando con este hombre!
Y ella sabía que tenía razón. Pero se decía a sí misma que sólo estaban haciendo un papel. Y casi lo creyó.
Cuando entraron en el salón, Chynna se quedó cegada por el brillo de los candelabros. La gente se apartaba a su paso como se había apartado el mar Rojo y, de repente, estaban frente a una mujer alta y de aspecto aristocrático con el cabello blanco y orgullosos ojos azules.
-Madre -estaba diciendo Trent-. Quiero presentarte a alguien muy especial: Chynna Braden. Que ha aceptado amablemente ser mi esposa.
La mujer debió haberse quedado perpleja por la noticia, pero no lo demostró.
-Vaya, Trent -dijo, con una sonrisa en los labios-. Podías haberme avisado.
-Quería que fuera una sorpresa -contestó él, sin dejar de sonreír.
-Sí, desde luego estoy sorprendida -dijo la seńora Payton, con una mirada helada-. Sorprendida y en absoluto convencida.

Capítulo 6

A pesar de esas duras palabras, la seńora Payton alargó una mano para estrechar la de Chynna.
-Siéntate conmigo, querida -le dijo-. Quiero conocerte. Y quiero conocer cada detalle de tu supuesto amor por mi hijo.
El corazón de Chynna empezó a latir como loco. No estaba preparada para tan hostil recibimiento y miró a Trent en buscar de ayuda. Afortunadamente, él le echó un cable.
-Más tarde, madre -dijo, con la misma firmeza que la seńora Payton-. Ahora mismo, creo que Chynna y yo deberíamos empezar el baile.
Chynna se percató de que madre e hijo intercambiaban una mirada y el instinto le dijo que estaba en medio de una discusión que venía de lejos. Pero no había tiempo para análisis porque Trent la había tomado del brazo para llevarla a la pista de baile y ella se sintió embriagada por su proximidad, por el aroma de su colonia masculina…
Durante unos minutos, el suave ritmo de la música y el calor de su cuerpo amenazaron con hacerla perder la cabeza. Pero se recuperó poco a poco y, mientras lo hacía, se dio cuenta de que eran los únicos que estaban bailando. Los demás habían formado un círculo a su alrededor y estaban mirándolos fijamente.
-Casi todas son mujeres -dijo Chynna en voz baja-. Trent, żqué significa esto?
-Mi madre está intentando casarme -contestó él haciendo una mueca-. Ha invitado a todas las mujeres solteras que conoce… hijas de sus amigas, me imagino. Se supone que debo elegir una esposa de entre todas ellas.
Chynna lo miró, atónita.
-ˇNo lo dirás en serio!
Trent se encogió de hombros, como si no fuera nada raro.
-Tengo ciertas responsabilidades, según mi madre. Una de ellas es casarme y procrear. Para perpetuar el apellido familiar, ya sabes -dijo, haciendo una mueca-. Algo a lo que me he resistido durante mucho tiempo. Está tan decepcionada por eso como porque estudié Derecho en lugar de Medicina.
Chynna se relajó un poco.
-Le gustan los medicos, żeh?
-Desde luego. Yo vengo de una ilustre familia de galenos.
-Ya veo. O sea, que eres un rebelde.
-Yo prefiero pensar que soy una persona independiente -sonrió Trent-. Pero como le he fallado en ese aspecto, le debo una esposa y una familia. Y es fastidiosamente insistente al respecto.
Chynna por fin entendió.
-Y por eso estamos aquí, fingiendo…
Trent interrumpió su frase con un beso y Chynna dejó escapar un gemido de sorpresa.
-Silencio -le recordó él-. Lo importante cuando se está fingiendo es hacerlo en secreto -ańadió, mirando sus labios-. Pero para ser convincentes, deberíamos besarnos mucho más.
E inmediatamente volvió a besarla.

Capítulo 7

Estaba fingiendo, se recordó Chynna a sí misma, medio mareada. Pero resultaba difícil recordar eso cuando la boca de Trent era tan ardiente, cuando su lengua estaba buscando una respuesta. El salón desapareció y en lo único que podía pensar era en él, tan alto, tan fuerte, tan delicioso.
Pero todo eso terminó cuando la orquesta dejó de tocar y las mujeres que estaban mirando se acercaron. Una alta y pelirroja con aires de superioridad fue la primera en hablar:
-żEntonces es verdad, Trent? -le espetó-. żEs cierto que estás comprometido?
Trent tomó a Chynna por la cintura, en un gesto protector.
-Es cierto, Karyn. Por fin estoy comprometido.
La mujer se puso furiosa.
-ˇHe venido hasta aquí desde Boston para nada!
-Pobrecita. Deben dolerte muchísimo los pies -replicó una bonita joven con un vestido rojo.
Karyn se retiró, airada, pero la recién llegada le ofreció su mano.
-Hola, soy Julie. Y debo decir que mi vestido te queda casi tan bien como a mí.
-żTu vestido? -Chynna se volvió hacia Trent, alarmada, pero él estaba sonriendo.
-Chynna, te presento a mi hermana. Siento lo del vestido, Julie. Pero era una emergencia. Prácticamente la secuestré para que viniera a la fiesta y no tuvo tiempo de ir a casa a cambiarse.
-żQuieres decir que este vestido es de tu hermana? -exclamó Chynna que, por fin, había entendido.
Julie soltó una carcajada.
-Pensabas que sería de alguna de sus novias, żno? Pues no, es mío. Siempre dejo algo de ropa en el despacho de mi hermano para cuanto estoy en la ciudad y tengo que cambiarme a toda prisa -le explicó-. No te preocupes, Chynna. Su fama de mujeriego es una exageración. Lo he visto en casa pasando muchas noches con un buen libro y…
-Julie siempre está contando historias -la interrumpió Trent, tomando a Chynna del brazo-. Lo cual me recuerda… es hora de contarle algunas historias a mi madre.
-żTengo que hacerlo? -Chynna temía aquel momento-. No hemos ensayado nada y…
-Sencillamente dile la verdad.
Ella arrugó el ceńo. żQué había querido decir con eso?
-żQue nos hemos conocido esta misma noche y nos hemos enamorado locamente?
-żEsa es la verdad? -sonrió Trent.
Chynna vaciló, sin saber si se estaba riendo de ella o sólo bromeando. Pero era demasiado tarde para averiguarlo. Porque Trent la llevaba de nuevo hacia su madre.

Capítulo 8

-Dime, querida -empezó a decir la seńora Payton, dando un golpecito en el sofá para que se sentara a su lado-. żQuién es tu gente?
Chynna parpadeó, sorprendida.
-Bueno, soy de aquí, si es a eso a lo que se refiere.
Cuando oyó a Trent soltar una risita supo que acababa de dar un paso en falso. Pero la seńora Payton siguió tranquilamente:
-No, querida. Estoy preguntando por tu familia. Tus padres, tus abuelos.
-Creció en una casita en la pradera -empezó a decir Trent con voz trémula-. Su padre araba el campo mientras su madre…
-Mi hijo se cree un cómico -lo interrumpió la mujer-. Pero estoy segura de que pronto recordará sus buenas maneras y te dejará hablar.
-Mi padre era electricista -empezó a decir Chynna-. Y mi madre, ama de casa. Murieron en un accidente de tráfico cuando yo tenía trece ańos. Mi hermana, Melinda, dejó el colegio y buscó trabajo para que pudiéramos seguir viviendo juntas. Ella me pagó los estudios -Chynna miró a Trent, preguntándose si sabría eso de Melinda. Era por eso por lo que siempre se sentiría en deuda con su hermana.
-Ya veo -murmuró la seńora Payton, sin poder disimular su sorpresa-. żY a qué universidad fuiste? 
-A la universidad pública de Chicago, naturalmente. Allí conseguí un título en diseńo y decoración de interiores.
-Ah, la universidad pública -murmuró la seńora Payton, como si fuera algo sucio y grasiento.
-Mi madre prefiere las universidades privadas -dijo Trent, intentando disimular un gesto de irritación-. O la elegantísima Escuela de Bellas Artes.
-ˇTrent! -lo regańó su madre.
-De hecho, creo que la hija de tu criada va a ir a una universidad pública. Espero que le vaya tan bien como a mi prometida. 
Mirando de uno a otro, Chynna lo entendió todo. Evidentemente, Trent llevaba ańos intentando evitar que su madre dirigiera su vida. Y después de cómo la había tratado la seńora Payton, en una situación normal Chynna se habría puesto de su lado. Pero podía ver una gran frustración en uno y en otro.
Había amargura en la expresión de la seńora Payton, pero también notó la tristeza de una madre que veía a sus seres queridos alejándose de ella. La madre de Trent sería la perdedora en aquella pelea. Y, por alguna razón inexplicable, sintió pena por ella. Por impulso, apretó su mano.
-No se disguste -le dijo-. Nuestro compromiso es muy reciente y necesitaremos tiempo para… saber si va a durar. Por favor, no considere que estamos a un paso del altar. Podría ocurrir cualquier cosa.
Oh, no. żQué había hecho? Chynna miró a Trent y luego a su madre, esperando que ambos estuvieran indignados. Pero Trent parecía sorprendido y su madre la miraba como si estuviera intentando decidir si estaba frente a una loca o no. żLo habría estropeado todo?

Capítulo 9

Había llovido una hora antes y la luz de las farolas se reflejaba en las calles mojadas, haciendo que el pavimento brillase casi tanto como el de Las Vegas. Trent la llevó a casa en su deportivo, pero despacio porque no quería despedirse de ella todavía.
Se habían quedado en la fiesta hasta medianoche. Kane Haley, su jefe y antiguo compańero de universidad, había aparecido de repente y, después de bailar con Chynna y con Julie, los cuatro estuvieron charlando durante largo rato.
Algunas cosas de Chynna lo sorprendían y lo intrigaba al mismo tiempo. Pero debía recordar que era tan mentirosa como su hermana. Aunque Melinda era la razón por la que ahora estaban juntos.
-żCrees que tu madre se lo ha creído? -le preguntó Chynna.
-Eso da igual. Creo que por fin está empezando a aceptar que no quiero casarme, especialmente con alguien que ella elija para mí.
Chynna se quedó callada un momento y luego dijo en voz baja:
-Tu madre te quiere mucho. 
Él miró su perfil.
-Claro que me quiere. Ese es el problema.
-Sé amable con ella -suspiró Chynna-. Tienes suerte de tener una madre.
Trent no contestó, pero insistió en acompańarla a la puerta de su casa. Mientras esperaban que llegase el ascensor, Chynna se volvió, con una sonrisa en los labios.
-Quiero darte las gracias por lo de esta noche.
-żDarme las gracias?
Su rostro era tan hermoso que Trent desearía grabar esa imagen para siempre en su retina.
-Sí -sonrió Chynna-. La verdad es que lo he pasado muy bien… a pesar de todo. Hacía mucho tiempo… -no terminó la frase y su sonrisa desapareció.
Trent se percató de que en su voz había una nota de dolor y la miró con curiosidad.
-Supongo que no estarás casada -le dijo.
-No, claro que no.
-żEstás saliendo con alguien?
No le gustaba admitir que estaba esperando su respuesta con cierta ansiedad, pero así era.
-No estoy saliendo con nadie ahora mismo -contestó ella-. Y no tengo intención de hacerlo.
Trent alargó una mano para acariciar su mejilla.
-żQuién te ha hecho tanto dańo? -le preguntó en voz baja, mirándola a los ojos-. żQué pasó? 
Chynna bajó los ojos para que no leyese en ellos la respuesta.
-Eso fue hace mucho tiempo. Ahora es irrelevante.
Trent arrugó el ceńo, preguntándose por qué sentía aquel deseo irracional de vengarse por Chynna. El impulso era ridículo. Chynna no era su novia… Y el ascensor acababa de llegar.
-Me alegro de que lo hayas pasado bien -le dijo-. Aunque haya tenido que chantajearte para que fueras conmigo.
Ella soltó una risita.
-Bueno, éste es mi piso -le dijo, cuando salieron del ascensor.
-Ya me imagino -sonrió él-. En fin, éste debe haber sido el compromiso más corto de la historia.
El deseo de besarla era tan fuerte que dio un paso adelante, deseando volver a probar sus labios. Pero algo en su mirada, un miedo, una advertencia, lo detuvieron.
Chynna metió la llave en la cerradura con dedos temblorosos.
-Buenas noches -murmuró, antes de desaparecer en el interior.
Trent se quedó mirando la puerta y luego, sintiéndose extrańamente solo, por fin volvió al ascensor.

Capítulo 10

Chynna entró en su piso suspirando. Se sentía como Cenicienta volviendo a casa después del baile.
-Adiós, príncipe azul -murmuró para sí misma-. Hola, vida aburrida.
-żChynna?
-ˇAy, qué susto! -exclamó ella. Entonces, a oscuras, vio a su hermana levantarse del sillón-. ˇMelinda! żQué haces aquí? -le preguntó, llevándose una mano al corazón.
-żLa tienes? -preguntó su hermana-. żHas conseguido la carpeta?
Chynna dejó escapar un suspiro.
-Dije que te llamaría a primera hora de la mańana.
Su hermana arrugó el ceńo al darse cuenta de cuál era la respuesta.
-Menudo vestido. No sabía que tuvieras una cita esta noche.
“Una cita”, pensó Chynna. Y entonces se dio cuenta de que no podía contarle a su hermana lo que había pasado. No podía hablar de Trent Payton con ella.
-Melinda, yo también tengo una vida -le dijo, evitando su mirada y odiándose a sí misma por no decirle la verdad-. Y en cuanto a la carpeta, no, no la tengo. Tendré que volver a intentarlo.
...

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